Dios tiene planes buenos para mi
Jeremias 29:11
"Porque yo sé los planes que tengo para ustedes", declara el SEÑOR, "planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza."
Contexto Biblico
Este versículo se encuentra en una carta que el profeta Jeremías escribió a los exiliados israelitas en Babilonia. El pueblo de Dios había sido derrotado y llevado cautivo a una tierra extranjera. En medio de su desesperación, desorientación y el desaliento de vivir lejos de su hogar, muchos se preguntaban si Dios los había abandonado. La carta de Jeremías les da instrucciones prácticas para vivir en el exilio y, lo más importante, les ofrece un mensaje de esperanza para un futuro que parecía inexistente.
Enseñanza
La enseñanza principal es la declaración de la soberanía y el propósito de Dios. En medio de su sufrimiento, Dios les recuerda a los exiliados que su situación no es un accidente. Él tiene un plan intencional para ellos. Este plan no es para su destrucción ("calamidad"), sino para su bien ("bienestar"). La promesa es que, a pesar de las circunstancias actuales, Él les dará un "futuro y una esperanza". Esta es una promesa de restauración y de un destino que está en las manos de Dios, no en las de sus enemigos.
Promesa de Propósito y Plan
Dios promete que no nos ha abandonado en nuestras luchas. Él tiene un plan bien definido para nuestras vidas, y ese plan es fundamentalmente bueno. Este conocimiento nos da paz y nos permite confiar en que incluso las dificultades tienen un propósito divino.
Promesa de un Futuro y una Esperanza
Esta es la esencia del versículo. En momentos de incertidumbre, desempleo o desilusión, Dios nos asegura que Él no está planeando nuestro fracaso, sino darnos un futuro lleno de esperanza. Nuestra esperanza no se basa en nuestras circunstancias actuales, sino en el carácter inmutable del Dios que tiene un plan perfecto.
Consuelo en la Adversidad
La promesa de Jeremías no eliminó el exilio de los israelitas de inmediato, pero les dio consuelo y la fuerza para vivir en él. Del mismo modo, este versículo nos ayuda a perseverar en nuestras propias dificultades, sabiendo que la historia no termina con el sufrimiento, sino con la fidelidad de Dios.