Amor sincero
Romanos 12:9
"El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno."
La enseñanza principal de este pasaje es que el amor debe ser auténtico y moralmente activo. Pablo nos advierte contra el amor que es una simple fachada, una actuación o una mera cortesía. El amor genuino (ágape) no es hipócrita; es sincero y real. Además, este amor no es pasivo: tiene un juicio moral. Un amor verdadero aborrece lo malo (lo que destruye, lo injusto) y se adhiere firmemente a lo bueno (lo que edifica, lo justo). El amor, por lo tanto, no es ciego; es una fuerza que busca el bien y rechaza el mal.
Autenticidad y Honestidad
El mandato de que el "amor sea sin fingimiento" es un llamado a la honestidad radical en la pareja, cuyo significado es amarse por quienes realmente son, sin máscaras, pretensiones o manipulación. Rechaza los juegos emocionales y la hipocresía, y fomenta la vulnerabilidad y la confianza genuina.
Unidad en los Valores
La frase "aborreced lo malo, seguid lo bueno" provee un compás moral para la relación. Una pareja con amor auténtico se une para oponerse a lo que podría dañar su relación (como las mentiras, la falta de respeto, el egoísmo o la infidelidad).
Al mismo tiempo, se comprometen juntos a buscar lo que fortalece su amor (la comunicación abierta, la lealtad, el apoyo mutuo y los gestos de bondad). El amor se convierte en una fuerza activa que protege y nutre el vínculo que los une.